PIRAMIDE DE DIGNITAD
No es la caricia de la renuncia!
Quizás en el polvillo
De luna de el corazón
No hé busquado
Rincones de luz?
Quizás en la semilla
De la alma
No hé incontrado
Sagomas sin calor?
En el obscuro retículo de el tiempo
Es vértigo y enigma!
Hé jugado con el sol
Entre ramos desnudos
Y sarmientos mutilados!
prisioniero de las aguas
Hé sentido
Gotas de llanto
Entre fibras de cruces
En la coraza de mis
Débiles y flemáticos piensamentos.
No es el cristal de quietud
Lo que no inflama el timón
De las brasas de el corazón..
Es el embalse de veneno
Lo que petrifica las bufandas
De espuma de los sueños
Es la fuerza de mis vísceras
Lava de sangre
Blanca radiz de fuego
Pirámide de dignitad.
LA CHIMERA
Denso de languidez
Mutilado
En el imperío de decadencía
De el viril corazón
Tu hijo soy,
Chimera,
Malado
De un eco divino
No hé del lucumón timbre
Quizás que el estertor
Non escucho
De ancestrale nostalgía
Asustado
Que rugir dientro
Un héroico y invencible guerrero
El pecho, Chimera,
Sumergo
En el rito del la tierra,
semilla de tu coraje
Para el imperío de natura,
dona, o Madre,
a el toscan hijo novel,
un bárbaro espirítu austero,
lo que de etrusco canto sea digno.
EL ULIVO
Ni más plantas
Tengo en el mi desierto
Jardín
Era
El abeto el mar
El pino el sol
El naranjo el cielo.
Tu en vida es,
Solitario y austero
O ulivo,
Perfumado de quietud,
Eco de soledad
Entre sinfonía de seda.
Limones en flor?
Cuantos puertos, hermano!
Pedazos de cielo
Difuntos
Y ardidos laureles
En la sonrisa de las aguas
En estos campos de nuestra tierra
Me has revelado
De marfil las puertas
A secretos de misticos reclamos
En sombra y en silencio..
Tu de mi
Hermano es, o Ulivo,
fragmento de dignitad
entre soflos de hiniesta.
NOVECIENTOS
Para borrosos resplandores
La luna,
Debíl cristal
De decadencia
Plácida y lánguida
Esparce
La melancolía.
Nada otro que el cadáver de el sol
Recogéis
Novecientos.